Interesante artículo en el suplemento "Dinero" del pasado mes de julio sobre cómo mejorar la marca urbana de BCN: repetidamente se avisa de no caer en la autocomplacencia. De todos modos, como profesional de turismo, impresiona ver cómo amplios sectores de la economía miran con recelo a nuestro sector. Hemos pasado, en menos de un cuarto de siglo, de ser una ciudad casi de provincias a una de las metróplis mundiales más "trendy" y deseadas. Y es mi humilde opinión que en esto el turismo ha tenido un gran papel, sirviendo de arrastre a otros seectooores y propendiendo por una impecable imagen exterior. Ya nos gustaría aquí en Barranquilla tener una fraccional de los turistas que visitan Barcelona, y es por eso que debates como el citado son imposibles de tener a orillas del Caribe: a inicios del ciclo de vida turístico, deseamos visitantes antes que nada, sólo que tampoco a cualquier precio. Habrá que trabajar por una sostenibilidad y socialización de los beneficios turísticos para que no se perciba en unos años el leve hartazgo turístico de Barcelona, o todavía peor, la franca hostilidad de Londres hacia sus visitantes en aquel graffiti que hae años decía: "Do something for London: kill a tourist".
Aquí está el reporte del debate sobre el modelo de Barcelona
Viene todo esto a cuento también de la discusión sobre si Bcn anda saturada o no. El tema de los apartamentos turísticos (algunos de ellos ilegales, y los legales acogiendo a turistas de borrachera) ha encendido el ánimo de algunos vecinos estos últimos días en el barrio de la Barceloneta. Y así no es de extrañar que en la prensa aparezcan debates como este en el que se cuestiona la capacidad de carga de la ciudad y se pregunta si la ciudad no puede propender por un turismo de más calidad. ¿Habremos llegado poco a poco a nuestros límites?
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