La "soirée" fue muy convivial y bien organizada, como ya he dicho. Se cató un blanco, un rosado y un tinto. El rosado era un buen malbec argentino, el blanco (atención) era un chardonnay de Enate y el tinto era (atención otra vez) un rioja de Bodegas Franco-Españolas. La enología y la globalización se dan la mano, y he aquí que llego a Colombia a catar unos vinos hechos a pocos centenares de kilómetros de mi casa... qué mundo tan pequeño, por Dios.
Lo que no es tan pequeño acá son los precios de los vinos, un vino chileno o argentino vale unos 20.000 pesos (8 Eur aprox.) y esto ya es el precio más bajo: si se busca algo un poco mejor te vas tranquilamente a al rango de 15 a 20 Eur... por los mismos vinos que en Europa valen la mitad. En fin, esperemos que algún día de estos bajen los impuestos y podamos descorchar una botellita con más frecuencia...
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