dissabte, 3 de maig del 2014

La hiperinformación en el turismo

Vuelo Munich-Barcelona, jueves por la mañana. La pareja de mi lado, un matrimonio alemán de mediana edad, vuela de short break a la capital catalana. Entramos en conversación y el señor me saca su Ipad con media docena de aplicaciones turísticas, todas customizadas sobre Barcelona. En el mapa interactivo le señalo mis restaurantes favoritos y algún museo que no conocía -esto último me parecía imposible ya que el señor tenía una cantidad de información muy grande, más que enciclopédica, en su dispositivo-. Le comento que existen aplicaciones de realidad aumentada sobre el barrio gótico de Bcn, me promete que nada más aterrizar se las bajará.

A la semana recibo un email de agradecimiento: “Barcelona es guay” (“atemberaubend” en original), “gracias por sus indicaciones, volveremos”. Atención que ahora viene lo mejor “Gracias por indicarnos las apps de realidad aumentada, han sido nuestros segundos ojos en Bcn, casi mejores que los nuestros hehehe”. Me quedo sorprendido, pero detecto la tendencia al alza: en unos años nadie verá el Barrio Gótico (o la Tour Eiffel, o la Fontana di Trevi) así, en real, tal como es, o por lo menos lo real no será lo esencial. La realidad aumentada será ya nuestro modo preferido de ver la “realidad normal” ofreciéndonos una visión mejorada y más informada de cuanto veamos o nos rodee. También, claro está, una visión más desconectada de lo real y tangible que nos rodee.

Tampoco tiene pérdida la línea de agradecimiento de la señora en el mail: “mi marido se empapó tanto con información sobre Bcn que al final era divertido chequear que los atractivos estuvieran allí y fueran tal como los habíamos imaginado en casa”. Alehop, aquí otra pues: el visitante ejerce no de descubridor sino de comprobador, hace tan sólo un “pattern matching” entre lo que sabe y lo que ve, entre lo que se le dijo o informó y lo que constata a pie de calle. Interesante visión pues que, junto a la de la realidad aumentada, hacen que el turismo vaya virtualizándose cada día más.

La cuestión final es si un día será más “guay” o “atemberaubend” vivir todo desde el sofá de casa y sin necesidad alguna de desplazarse.