dissabte, 23 de novembre del 2013

Mejorando las playas del Caribe colombiano (2): propuestas

Entre este post y el próximo sobre el Caribe colombiano, deseo hacer un total de siete propuestas que espero ayuden a mejorar lo presente, que es bien bonito, de ello no cabe duda...

1) PLANIFICAR EL TERRITORIO
en un territorio determinado conviven (o pueden convivir) diversas actividades, es decir, diferentes usos que se hacen del mismo. Esto sucede la mayor parte de las veces, en las que, por ejemplo, en una ciudad conviven industria y turismo. A veces esta convivencia es más armónica, a veces menos, en ocasiones hablamos de una franca competencia entre actividades que se disputan un mismo territorio. Lo ideal es hacer el propio territorio compatible a cuantos más usos mejor, sin embargo hay usos que muestran un grado de compatibilidad muy bajo o simplemente se repelen. En estos casos hay que decidir qué uso es prioritario, a través de un consenso general entre los actores concernidos, los poderes públicos y la población en general. 

De todo lo dicho anteriormente se ocupa la 'planificación territorial', que es un instrumento útil siempre que esta planificación sea consensuada, coherente y se aplique. Pero a fin de cuentas es absolutamente necesario que definamos entre todos qué queremos hacer con nuestro territorio, ya que veces no se podrán dar conjuntamente ciertas actividades. Y muchas veces la geografía es aquí determinante ya que da una configuración del espacio físico en el que pueden ser compatibles o no diferentes actividades.

Todo este largo sermón viene a cuenta de la necesidad obvia de una planificación y organización del territorio que no siempre se hallan en el Caribe colombiano -o no siempre se entiende cómo está planificado un territorio-. En el caso de Cartagena, por ejemplo, la geografía hace que la ancha bahía sea capaz de acoger zonas de un fuerte uso turístico (Bocagrande) y combinarlas con otras de uso esencialmente industrial (Mamonal) sin que ambas actividades se entrecrucen. 

Diferente es el caso de Santa Marta: la "bahía más linda de América" tiene las dimensiones que tiene y por lo tanto la reciente ampliación del puerto de carga y la construcción de un puerto deportivo han dañado gran parte del encanto urbano samario y han disgustado a muchos ciudadanos, quienes han visto desfigurado el paisaje urbano de su entorno: ¡Santa Marta ya casi no tiene bahía!

¿Ampliar un puerto de carga se hace a costa de qué? Del turismo en este caso. Y los números cantan, ya que en la temporada pasada han llegado a Cartagena más de 190 cruceros, por sólo 2 en Santa Marta. Los cruceristas no quieren ver barcazas llenas de contenedores, esto está claro. Se impone (o se hubiera impuesto en su día) una reflexión del tipo "mantequilla o cañones" para comprobar la compatibilidad ecoambiental del puerto (y, huega decirlo, de la industria del carbón) con el turismo. 

Si a un lado de la bahía se ha ampliado el puerto de carga, por el otro lado se ha construido un puerto deportivo. ¿Puertos deportivos y progreso? Un puerto deportivo suele ser siempre un problema ambiental, en el caso que nos ocupa es además un problema visual. No hay estudios claros sobre el supuestamente gran impacto económico de un puerto deportivo, pero sí sobre los impactos ambientales, que se lo pregunten a los municipios costeros catalanes que, año tras año, deben aportar arena a las playas ya que los puertos deportivos construidos a lo largo del litoral impiden el libre aporte de arena por parte del mismo mar ¿Quién paga la factura de los camiones de arena? Y en lo que respecta al puerto deportivo de Santa Marta, mis amigos me han confirmado que presenta todo el año una ocupación bajísima. ¿Es rentable este espacio? Sería un gusto poder ver tanto los estudios ambientales y económicos que precedieron a la construcción de esta barbaridad en medio de la bahía samaria. Sería también un placer poder ver la cuenta de resultados y los niveles de ocupación.

En definitiva, no se puede tener todo y a veces hay que decidir si uno quiere carne o pescado, o bien si produce mantequilla o cañones. Sólo que tales decisiones, de importancia capital para toda la ciudadanía, se deben de tomar en un amplio consenso político y social, y de forma transparente y acordada.

2) ORGANIZAR LOS ESPACIOS
Si el territorio en general debe de estar organizado, los espacios concretos, a menor escala, deben de estar igualmente arregladitos. ¿Por qué gusta tanto la playa del Rodadero en Santa Marta? Aun siendo una playa relativamente estándar, tiene un éxito contrastado (el Rodadero se parece a Lloret de Mar o Benidorm pero algo más pequeño, para entendernos). Yo creo que dicho éxito se debe en buena parte a que el Rodadero es una de las playas mejor organizadas de Colombia. A la línea de agua sigue una playa muy larga y de unos 30 metros de ancho, en donde no hay chiringuitos, y en donde la presión de los vendedores es relativamente moderada. Tras un muro bajo de separación, en un espacio de unos 20 metros de ancho están bares, estaderos, carritos y demás. Finalmente está la calle principal y al otro lado empiezan los edificios. Es decir, se trata de un paseo marítimo bien diseñado y los espacios de cada uno de los actores presentes se respetan. Esta organización y este control existentes propenden por un espacio compartido civilizadamente y hacen que la estancia en el Rodadero sea bien agradable.

Pongo el Rodadero en franco contraste con Playa Blanca, en la península de Barú (no sé quién se inventaría el término de Isla Barú ya que Barú está bien pegadita a tierra firme y por tanto configura una península y no una isla).  En Playa Blanca es mínimo el espacio de playa propiamente dicho, con los estaderos casi encima del agua. Lo bueno es que existe espacio detrás: se podrían mover perfectamente 20 o 30 metros dichos estaderos hacia atrás para dejar al descubierto un ancho de playa correcto con lo cual el espacio ganaría en calidad y no daría la impresión de colapso de bañistas que se tiene sobre todo en temporada alta. Y lo mismo vale para Playa Grande, en Taganga: si los estaderos se movieran para atrás, y hay espacio para ello, se ganaría en espacio de baño. Y que nos se preocupen los dueños de los estaderos: cuando los clientes potenciales tengan hambre o sed ya caminarán los pocos metros de más para comprar comida y bebida. 

El motivo primario de un bañista, no nos engañemos, es la playa y el baño y no los servicios adyacentes. Es por ello que playas a veces desprovistas de todo tipo de servicios tienen un atractivo enorme para el turista. Y no hace falta ir lejos para hallar este tipo de playas: el caso de la playa de Ciénaga es un ejemplo de playa "sencilla" y que sin tener una gran espectacularidad aporta una buena experiencia de encuentro entre turista y mar. Y lo más interesante es que ello se consigue sin ofrecer en la playa servicio alguno.

En las playas en las que se varan embarcaciones (como es el caso de la playa de Taganga) una clara delimitación de zonas es asimismo necesaria para garantizar suficiente espacio tanto para bañistas como para barcas. Y cuando sera necesario, habrá que hacer aportes de arena de modo artificial para asegurar la calidad de las playas (caso también de las playas tagangas, a las que algo más de arena no les sentaría mal.)

3) FORMAR AL PERSONAL
Una vez tenemos el territorio definido y los espacios organizados, el siguiente paso toca obviamente al personal. Como especialista en gestión de restauración, me disgusta enormemente el poco reconocimiento económico y social de la profesión de camarero en Colombia (allí llamada "mesero"). Los meseros constituyen un eslabón esencial de la cadena de valor de la restauración pues tienen amplio contacto con lo más importante de la empresa: los clientes. Y un cliente no se deja en manos de cualquiera. Es por ello que urge dignificar y la profesión de mesero en Colombia formando al personal y reconociendo su trabajo. 

En este sentido, la formación de tipo profesional impartida por los establecimientos adheridos a la Alianza Turística del Caribe es de vital importancia. Puede que este proyecto no haya cumplido todas las expectativas con que nació, pero su origen y base son perfectamente válidas hoy. Por lo tanto, habrá que revisar esta formación, darle los contenidos necesarios y relanzarla. 

Un talón de aquiles del sistema parecen ser los vendedores ambulantes de las playas. Muchos turistas se quejan de su insistencia y agresividad comercial. El problema es de un calado profundo ya que tiene sus raíces en la pobreza y las desigualdades sociales. Pero bien organizados y formados, los vendedores pueden ser excelentes prestadores de servicios. El comercio no-sedentario es tan honesto y tiene su lugar tanto como el sedentario. Es por esto que cualquier iniciativa que se haga para mejorar la organización y formación de los vendedores es bien venida. 

Es por esto que las alcaldías juntamente con las comunidades (de donde muchos vendedores proceden) deben velar por una buena organización, en donde el vendedor sea percibido como un valor añadido y no como un estorbo. 

No hay que olvidar que los vendedores constituyen también un punto de encuentro privilegiado entre el turista y el mundo local. Estando yo sentado en Playa Blanca, en Barú, presencié el interesante encuentro entre una turista argentina y unos vendedores provenientes de las comunidades locales, un encuentro el el que hubo un intercambio humano importante, que precedió al intercambio comercial. Yo estaba al lado, cerrado, bloqueado e inmune a cualquier invitación a la comunicación justamente para librarme de ser víctima de las artes comerciales de los vendedores. Pero estoy seguro que la turista argentina tuvo un encuentro la mar de interesante.

Tengo que destacar como colofón de esta sección el proyecto entre la Universidad Tadeo Caribe, de Cartagena, y las comunidades locales de las Islas del Rosario para captar opiniones de éstas en torno a diferentes temas de economía y turismo que les conciernen. Una mayor concientización, capacitación y codecisión que deben ayudar a implicar a las comunidades locales en el fenómeno turístico. Ello es un primer paso hacia una mayor formación y sostenibilidad en la zona de Cartagena. Animo a los promotores de tal proyecto a llevarlo a cabo hasta el final y con el mayor de los éxitos.

 Me he alargado un montón, así que mis disculpas por tanto rollo y ya acabaré otro día la segunda parte de las propuestas.