diumenge, 10 de novembre del 2013

Mejorando las playas del Caribe colombiano (1): análisis

Este post trata de un recurso turístico tan grande como hermoso: la costa caribeña de Colombia, así como algunas sugerencias para mejorar su desempeño.

Hay que afirmar en primer lugar que, con todos los matices y cáveats que se quieran, las playas de la costa caribeña de Colombia (llamada simplemente "la costa" en un "pars pro tutis" muy inexacto ya que Colombia tiene otra costa en el Pacífico) no son de las mejores que hay en la región Caribe. Un primer motivo de ello es la naturaleza misma que tiene esta región ya que presenta tramos de arena oscura que resultan en playas poco agraciadas (es el caso del trozo de costa entre Cartagena y Barranquilla, y los mismos cartageneros reconocen que sus playas no son gran cosa). Hasta aquí nada que objetar porque la naturaleza hace las cosas como quiere y poco podemos influenciarla.

Por otra parte, el acceso a algunas de las mejores playas de la zona es pagando, porque se hallan en parques naturales. Esto limita el acceso a estas playas por parte de los locales, es el caso en las Islas del Rosario o en el Parque Tayrona de Santa Marta (este último, por cierto, con una curiosa política de tarifas de entrada en donde los extranjeros pagan EL DOBLE que los colombianos, esto era así por lo menos a finales de 2011, espero lo hayan cambiado). Aquí sí hay que objetar ya que la administración de estas zonas compete a quien por ello cobra... Tanto en Tayrona como en las Islas del Rosario, por lo único que sabrán ustedes que entran en un parque natural no es porque les den información o les garanticen que el sitio no estará masificado sino porque... les harán pagar.

Ello es uno de varios motivos por los que me parece que los "costeños" viven de espaldas al Mar Caribe. De hecho, en Cartagena, el año pasado, la Corporación de Turismo inició una acción para hacer conocer gratuitamente las Islas del Rosario a segmentos de población que, no pudiendo permitírselo, no pisaron las Islas nunca antes en su vida a pesar de ser cartageneros de generaciones. Contradicciones así cuestan de entender y claman por una administración del territorio más acorde con los deseos y posibilidades de la población local.

Otro elemento que convierte a las playas en "cansonas" es la presencia constante (y puede que para algunos o muchos) incordiante de los vendedores ambulantes. Siempre he creídoen el comercio no-sedentario y por tanto soy de la opinión de que, bien organizados, los vendedores ambulantes podrían prestar buenos servicios complementarios a los bañistas... ¿a quién no le apetece un buen cafelito a media mañana, "un tintico" en el dialecto local? ¿O un helado a primera hora de la tarde? Pero, echados en masa sobre los turistas, sin la menor formación intercultural o comercial, y a veces con la desfachatez que da el saber que el negocio es "ahora o nunca" y que no volverán a ver a su cliente en caso de posible reclamación, se convierten en un estorbo al que evitar como se pueda. Una lástima ya que los comerciantes son un potencial nexo entre el visitante y el elemento local.

Otro elemento que sorprende a los europeos son los "estaderos", que son, para entendernos, chiringuitos. Éstos cumplen la función de restauración de playa, solo que ocupan tanto espacio (a veces llegan hasta casi la línea del agua) y ocupan el mejor, de tal modo que resulta imposible a los europeos hacer lo que más nos gusta en una playa: extender la toalla y echarnos sobre ella para broncearnos. Aquí se le esfuma a uno la visión de playa paradisíaca y solitaria que tanto nos venden.

Mención aparte merecen las Islas del Rosario: servidas por embarcaciones llenas a tope, con una carga de visitantes a todas luces excesiva y con un espacio ocupado por estaderos y vendedores, no es de extrañar que un 30% de los visitantes defina como "decepcionante" su visita a las Islas en la web de Tripadvisor. Y esto es mucho, teniendo en cuenta que este porcentaje sube notablemente en el caso de turistas norteamericanos o europeos. 

Al otro lado de la región, en Santa Marta, la ampliación del puerto de carga de la ciudad y la construcción de un puerto deportivo (a todas lucen infrautilizado) han hecho que la "bahía más linda de América" se quede en bien poca cosa. Cerca de allí, la zona de Taganga es linda, sí, pero la playa tiene una zona de baño mínima por la cantidad de barcas pesqueras varadas. Hay que ir pues a la zona de Playa Grande, otra vez con estaderos, y estos con unos precios abusivos... ya saben: no  veremos nunca más al turista o sea que podemos tratarlo tan mal como queramos. Dos veces he estado en los estaderos de Taganga con mi familia colombiana, y dos veces nos han cobrado precios abusivos.

A quien diga que soy un europeo refunfuñón y quejica, le responderé que no solamente yo pienso así: en Tripadvisor no figura ninguna playa colombiana como entre las mejores des Sudamérica. Tampoco National Geographic incluye ninguna en su ranking, ni a nivel mundial ni a nivel regional. Y Lonely Planet es otra publicación que pasa de las playas colombianas (webs consultadas en octubre de 2013).

Me he alargado mucho ya en mi análisis así que dejaré para un próximo día las propuestas de mejora, que las hay, y algunas son de muy fácil implementación.