dimecres, 11 de desembre del 2013

Mejorando las playas del Caribe colombiano (y 3): propuestas

Sigo con el post de propuestas para mejorar las playas caribeñas de Colombia...

4) CONTROLAR LOS FLUJOS
Con el territorio bien arreglado y el personal bien dispuesto, hete aquí que nos llegan ellos, los más deseados: los turistas. Uno de los dichos más populares acerca del turismo es que este fenómeno se parece al fuego; permite preparar una rica comida o bien te puede quemar la casa. Se trata pues de controlar el fenómeno del turismo que llega a nuestro territorio, y uno de los aspectos más importantes aquí es el control de flujos. Da igual si es un museo o una playa, un lugar sobrecargado de gente es un lugar no apeteclble para visitantes. De hecho, el turista se autodefine muchas veces de un modo curioso: "no es turista". Si es así, llevar turistas a lugares no ya con turistas sino sobrecargados de gente produce una desazón. Aun en el supuesto de que toda esta gente se comporte civilizadamente. Y aun en el supuesto más supuesto de que tal comportamiento civilizado sea percibido realmente como "comportamiento civilizado" en un ambiente con personas de muy diferente origen.

Desde hace años, existen unas reglas de control de flujos bien simples y que pueden ser observadas por cualquier atracción turística sin necesidad de que para ello los responsables de la atracción tengan que saber lógica difusa. Se sabe desde hace tiempo cuántos visitantes tolera el metro cuadrado de playa o de museo. Basta pues aplicar esto sabiendo prever las llegadas más o menos masivas de gente según época del año, día de la semana o incluso hora del día.

Todo ello debería aplicarse sin demora a las playas colombianas, en especial las de pago, porque tengo mis dudas de que se haga tras haber visto la masificación de visitantes en la playa del Cabo San Juan (parque Tayrona) y en Playa Barú (Islas del Rosario). Ovbiamente, en el caso de las playas de acceso libre, el fenómeno de la masificación, aun no siendo muy placentero, no reviste tanta gravedad como en zonas por las que hemos pagado por entrar y que nos habrán vendido como "playas paradisíacas" y, sobre todo, "solitarias". Urge un control sobre el tema, incluso sobre los administradores de los parques naturales para que se limite el número de visitantes. Y ello no sólo en beneficio de los mismos visitantes, sino del medio que los acoge y de las personas encargadas de acogerles... nos vamos ya derechito al tema de la sostenibilidad ambiental, una parte de la cual depende del susodicho control de flujos que no se ve en ninguna parte.


5) OFRECER EXPERIENCIAS PERSONALIZADAS
Un mismo lugar da para diferentes experiencias. No hablo ya de actividades, sino de experiencias. Un destino, y los atractivos dentro de éste, han de saber ofrecerse "en diferentes versiones" al público según segmentos.. Hay público dispuesto a pagar un premium por algo especial, hay otros segmentos que con lo estándar se acontentarán. Es mi opinión que el éxito de Barcelona radica en saber atender a numerosos segmentos de mercado: al aeropuerto de El Prat llegan vuelos low-cost de todo el continente, pero también jets privados de medio mundo. Y los pasajeros de unos y otros al final comparten un mismo espacio físico por unos días.

Las playas colombianas son, todavía, muy estándares para todo el que las visita. Con algunas excepciones, se ofrece lo mismo a todo el mundo sin que se tenga en cuenta que hay segmentos que pagarían más por una experiencia premium (y otros segmentos mucho más sensibles al precio). Las Islas del Rosario, por ejemplo, pueden ser ofrecidas como un "sol y playa" de lo más comoditizado, o bien como una experiencia muy especial para buceadores con un producto definido para ellos (con lo cual a lo mejor con el tiempo estas islas formarían perte del selecto club de destinos de buceo, que no es el caso ahora) o bien como "puro lujo paradisiaco caribeño" para los bolsillos más pudientes. Cada tipo de público podrá elegir pues "su" experiencia concreta y saldrá mucho más satisfecho que de haber consumido un producto generalista y estándar. Y, desde luego, el turismo en su conjunto dejaría mucho más dinero.

6) SOSTENIBILIDAD, CONCERTACION PÚBLICA, SOCIALIZACIÓN DE LOS BENEFICIOS DEL TURISMO
En turismo, todos estos temas son clave y se imponen meridianamente. En otros sectores esto no pasa con tanta nitidez: en la idustria se puede hablar de responsabilidad social de modo más o menos generalista o más o menos concreto... pero en turismo temas como RSE, sostenibilidad, transparencia política, co-decisión, etc, son diáfanos y se ven... o se nota enseguida su ausencia.

El turismo funciona de modo sistémico. Esto ya hace décadas que estudiosos como Bouillon así lo identificaron. Por lo tanto, no podemos tener un turismo "sano" en donde no se respeta el medio ambiente o en donde los locales son dejados a un lado.

Deseo subrayar lo importante que me parece la socialización de los beneficios del turismo, en especial en el Caribe colombiano. Cartagena, sin ir más lejos, siendo de largo el destino número uno en Colombia, es también una de las ciudades con mayor índice de pobreza del país. ¿Cómo se entiende esto? Urge estudiar todo el sistema y ver cómo se pueden revertir los beneficios del turismo a la sociedad que lo acoge, básicamente con la creación de puestos de trabajo, pero no sólo. Se trata pues de aplicar recetas ya conocidas de turismo sostenible, pero no siempre practicadas.


7) CREAR MARCA
En el mundo actual, las marcas son reinas. El llamado "branding" de destinos es fundamental para hacerse un hueco en la mente del futuro visitante y hacer que, entre muchas otras opciones, la balanza caiga a nuestro favor.

Históricamente el Caribe colombiano ha tenido más bien dificultades para definirse y crear una marca. Básicamente se ha echado en falta una apuesta clara por definirse como "Caribe" y poder competir así abiertamente con la Riviera Maya, Cuba o Jamaica. Hay estudios que señalan esta dificultad histórica que ha enfrentado la promoción turística del Caribe colombiano, pero nunca es tarde: hay que definir nítidamente qué somos y proyectar esta imagen con fuerza hacia afuera. El Caribe colombiano es Caribe pero a la vez es cultura, es historia, es naturaleza... puede ser en definitiva muchas cosas, pero sobre todo tiene que devenir un lugar "guay", un lugar aspiracional al que todos quieran viajar y del que todos quieran impregnarse. Crear este "plus" es tarea de todos, pero una promoción coordinada de toda la zona tiene que poner la marca Caribe colombiano bien arriba y halar visitantes de todos lados.

EN RESUMEN: Hay trabajo por hacer pero es apasionante la tarea y hay suficientes energías y ganas como para hacerlo. ¡Adelante-pues!