dilluns, 28 d’octubre del 2013

NY HAO al turista chino

Véase el link a este artículo de prensa en donde se tematiza sobre la importancia del turismo chino. En efecto, el turismo chino va creciendo cada vez más y -el dato que más gusta- también es el turismo que más gasta, por delante incluso del alemán o el estadounidense. Fantástico. A la caza del chino pues. Nota este artículo que piden los turistas que se les atienda mejor según sus necesidades, ante todo las idiomáticas. Ello es perfectamente comprensible: todo el mundo cuando es turista quiere ser atendido en su lengua. Ahora bien, a un pobre camarero occidental que con esfuerzo habrá aprendido uno o dos idiomas a suficiente nivel como para servir a clientes, no pidamos que encima tenga que aprender mandarín (o ruso, el otro idioma que se nos viene encima).

Por ejemplo, un servidor viajando por el mundo nunca ha pretendido que me hablen en catalán (aunque como cualquier turista tengo derecho a reclamar el máximo de atención, y en este caso en mi lengua materna) sino que he preferido hablar cuatro palabras en el idioma de destino y hacerme entender. Mi pareja en cambio, prefiere Google Translator en el móvil, que casi nunca falla, excepto que a veces provoca sonrisas muy expresivas en las personas que leen la traducción...

Sea como fuere, la adaptación es MUTUA. El residente debe de abrirse, hacerse hospitalario e intentar mostrar lo mejor de sí mismo y su cultura (un buen ejercicio, por cierto). El foráneo tiene que adaptarse lo mejor que puede unos días a vivir en otro ambiente y otra cultura. Hacerlo puede ser un buen modo de abrirse al mundo y enriquecerse culturalmente. Para quienes no lo vean así, recomiendo encarecidamente el sofá de casa que es, como sabemos, el lugar donde mejor se está. Viene esta última frase algo dura a cuento de este otro artículo que habla del turismo de masas chino y el bestial incivismo de los chinos fuera de sus fronteras (tampoco es que dentro de las mismas mejore mucho el panorama, pero por lo menos allí están en su casa y no en la de otros).

El tema no es nada baladí porque un turista, por más dinero que deje -como es el caso chino- si no es respetuoso con el entorno que visita, puede verse pronto rechazado por la sociedad de acogida, como de hecho ya les ocurre a los chinos del continente cuando visitan Hong Kong. Es muy comprensible pedir camareros y recepcionistas que hablen mandarín (y los lugares que quieran atraer turistas chinos deberán hallar a estos profesionales pronto y como sea) pero, estimados amigos chinos, no piensen que serán muy bien venidos si se dedican a escupir u orinar por nuestras calles.... por más euros que lleven en los bolsillos. Si hacen eso no sólo asustarán a los residentes sino también -y aquí está la clave del asunto- a otros grupos de visitantes que a lo mejor preferiremos antes que a ustedes.

Por cierto que en Cataluña más vale que nos pongamos las pilas de la intermediación cultural: según publica un periódico local estos días, aquí recibimos el 70% del turismo chino que llega a España... y también el 70% de la inversión, en un cuadre de cifras bien curioso.